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 El ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, tuvo a su cargo la apertura donde planteó los objetivos de la actual administración en la materia: incrementar la competencia y duplicar la cantidad de pasajeros y vuelos de cabotaje en el país en cuatro años. El ministro destacó la importancia de hacer crecer el tráfico aéreo, incentivando especialmente los vuelos que no pasen por Buenos Aires. También reiteró que el Gobierno no impulsará una política de cielos abiertos, sino el crecimiento del sector. Algo más de 90 expositores exhibieron sus puntos de vista -y objeciones- durante varias horas. Además de las autoridades y las empresas peticionantes, la lista de oradores se completó con los dirigentes gremiales (algunos que nada tenían que ver con la industria), directores de turismo de varias provincias y directivos de empresas de micros. Rápidamente quedó claro que había dos bandos: los que apoyaban el ingresos de las nuevas empresas (funcionarios, empresarios, directores de turismo de las provincias, etc.) y los que se oponían (gremios). Lo que no es tan fácil de entender es por qué los gremios se oponen a que crezca su industria y la de sus afiliados.
 Desde APTA, se presentó ante la Justicia un pedido para que el Gobierno suspenda la audiencia pública "se sobre exigiría nuestro ya colapsado Sistema Operativo de Navegación y Control Aéreo, debilitado por múltiples irregularidades y falencias", justificó Cirielli en su pedido, a través de un comunicado. El texto de los gremios señalaba que los cambios en la política aerocomercial del país "asfixia financieramente a las empresas que ya están operando en el país, mientras les cercena desmesuradamente sus ingresos abriendo nuestro mercado aerocomercial en forma indiscriminada a numerosos nuevos explotadores a los que les otorga cientos de nuevas rutas, la mayoría superpuestas con las operadas por Empresas Nacionales". Dietrich sostuvo que "es algo inentendible e inédito que un gremio no quiera que su sector genere más empleo, no hay que mirarse tanto el ombligo, sino mirar más grande hay mucha gente que quiere trabajar en este sector". El principal protagonista de esta audiencia fue Norwegian que solicitó nada menos que 155 rutas, que prácticamente duplican los recorridos de cabotaje y regionales que efectúan Aerolíneas Argentinas y Austral, y a eso le suma el pedido de unas cuantas rutas más desde Ezeiza hacia el resto del mundo. La otra protagonista es Avianca, que ya tiene 16 rutas autorizadas tras la primera audiencia pública de diciembre. La empresa ahora solicitó 38 nuevas rutas, de cabotaje e internacionales.
 Una vez concluido este acto, la Junta Asesora del Transporte Aéreo (JATA) emitirá un dictamen para cada caso, que luego será aprobado o no por el Ejecutivo. Dietrich, por su parte, celebró “que hoy gran parte de la industria esté reunida acá” y remarcó la importancia del encuentro en el Teatro de La Ribera: “es importante que tomemos dimensión o entendamos por qué una audiencia pública. Esta existe porque hay empresas locales y extranjeras que solicitan rutas para volar en nuestro país. Eso significa que tienen que presentar un plan de inversión. Es decir, confían, creen en nuestro país. Si no hubiese esas empresas que solicitan rutas no habría audiencia pública. Y tuvimos, ya, dos audiencias públicas. Asimismo, se refirió a lo que esta gestión denomina “La Revolución de los Aviones” y manifestó que “es la revolución del desarrollo productivo y de nuevas oportunidades de trabajo. ¿Y dónde está principalmente ese desarrollo productivo? En nuestras economías regionales, a lo largo y a lo ancho del país”. En ese sentido, expresó que “desde que asumimos, hay 34 nuevas rutas” y que ”en los últimos ocho meses aumentó un 105% la cantidad de pasajeros argentinos que viajan al exterior”. También hubo lugar para la polémica, cuando el ministro señaló que “en este momento hay pasajeros varados en los aeropuertos por un grupo reducido que no piensa en los empleados ni en la gente, cuando deberíamos estar celebrando esta oportunidad”, en referencia a los gremios, que al momento que el funcionario exponía se encontraban parando en Aeroparque y Ezeiza. En ese sentido, señaló enfáticamente: “quiero condenar este momento en el que, por cuestiones políticas, se está poniendo de rehenes a miles de argentinos que no pueden volar, en un momento que tendría que ser de fiesta y en el que estemos todos juntos trabajando”.
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