Aviación News ¦ Edición nº 594 ¦ Jueves 21 de enero de 2016

SOL LÍNEAS AÉREAS: CRÓNICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA (Continuación)

Antes de firmar el acuerdo, Sol se comprometió a cambiar los turbohélices de 34 plazas que operaba desde su nacimiento para ir a aviones jet de 50 plazas. Cuando lo había querido hacer por su cuenta, Aerolíneas les dijo que no, como también le negó a LAN traer más aviones, renovar los que tiene en uso o aumentar frecuencias o a Andes montar chárter sin su permiso. Era evidente quien fijaba la política aérea. Para cumplir con la exigencia de operar con aviones jet, Sol le cedió el 49% de su paquete accionario a Air Nostrum, una empresa española feeder de Iberia que estaba tratando de reemplazar sus CRJ200 por lo que el acuerdo con Sol era una salida interesante para sus aviones. Claro, mientras existiera el contrato con Aerolíneas. Una clausula en el contrato entre Sol y los dueños de Air Nostrum especificaba claramente que si se caía el acuerdo con Aerolíneas, el contrato entre ellos también se rompía.

El acuerdo elaborado pacientemente a lo largo del año y cerrado el 11 de agosto convertía a Sol en feeder de Aerolíneas, un modelo de negocios muy difundido en el mundo que la empresa estatal ya ensayó otras veces (Southern Winds, AeroVip, etc.) pero sin éxito. Es evidente que lo que falla no es el modelo. De acuerdo al contrato, Aerolíneas le compraba la totalidad de las horas de vuelo de Sol, para operar rutas determinadas por la empresa estatal. Aerolíneas se encargaba de la comercialización, por ende de los beneficios, si los hubiera, pero también de todo el riesgo. Habría que ver ahora si, como dice Mariano Recalde, los ingresos eran más que los egresos. Esos datos los tiene Aerolíneas. La hora de vuelo para los Saab 340 se fijó en U$S 2.600 y los CRJ en U$S 3.000. Mas el combustible que lo pagaba Aerolíneas ya que supuestamente consigue mejor precio por el volumen. Aerolíneas se comprometía a utilizar un mínimo -y pagar- de 210 horas mensuales por avión de Sol. Cada Saab aportaría mensualmente a Sol U$S 550.000 y cada CRJ200 U$S 630.000. A partir de junio de 2016 Sol iba a tener una flota de seis CRJ200. Esto hubiera representando para Aerolíneas un compromiso anual de U$S 45.360.000.

Uno de los temas que más dudas generó es como se llegó a estos valores. Supuestamente Sol incluyó allí todos sus costos. Desde personal hasta intereses y amortizaciones. No hay que olvidar que el objetivo –supuestamente- era hacer viable a Sol, no un negocio para Aerolíneas. También incluía un 12% de rentabilidad, un porcentaje descomunal para esta industria. En Sol dicen que un 10% estaba destinado a devolver el préstamo que Aerolíneas le hizo todos los meses desde noviembre de 2014 para pagar sueldos y que Sol se comprometió a devolver con servicios y a mantener un avión de backup. Y solo el 2% era rentabilidad, en realidad. La deuda acumulada llegaba a los 46 millones de pesos. Siempre aparece la figura de la empresa estatal deficitaria subsidiando a la empresa privada.

En el comunicado anunciando el cese de operaciones, Sol no duda en responsabilizar a la empresa estatal por su desventura: “Aerolíneas desde su estatización se ha transformado en un elemento distorsivo del mercado aerocomercial argentino debido a que los operadores privados deben desarrollar su actividad dentro de las reglas del mercado mientras que una aerolínea al amparo del Estado, y con un market share de un 80%, venda el 100% de su producción en forma permanente por debajo de sus costos de producción. Es razonable que el Estado Nacional aplique políticas de preservación del empleo en la aerolínea que administra, lo que no es beneficioso para el sector es un aumento de la producción y con la obligación de bajar sus precios para colocar esta sobreoferta. Colocar esa producción por debajo de los costos en forma permanente, genera una clara competencia desleal y prácticas de dumping, lo que vuelve inviable la operatoria de cualquier empresa privada sin acuerdos de código compartido o cooperación como los descriptos”. En síntesis, que la única forma de sobrevivir es al amparo de su verdugo.

El gremio de los pilotos de Austral, UALA, que siempre se opuso a este convenio -más cuando los CRJ de Sol aparecieron con los colores de esta compañía por decisión de Recalde- opina que hubo una “devolución”. Es probable, pero difícil de probar. Según algunos cálculos Sol habría recibido en todo este tiempo unos 125 millones de pesos desde Aerolíneas. Es probable que el convenio, desde el punto de vista comercial, no ofrezca demasiadas objeciones pero la fecha en que se cerró -semanas antes de las elecciones- genera muchas sospechas. La apuesta, evidente, era que ganaba Daniel Scioli. Pero ganó Mauricio Macri.