Aviación News ¦ Edición nº 322 ¦ Jueves 11 de noviembre de 2010

DESPUÉS DE UN DESPEGUE CAÓTICO, SE ACOMODA LA OPERACIÓN EN EZEIZA (Continúa)

Un absurda pelea gremial, exhibida en toda su impudicia cuando dos tripulantes de gremios distintos casi (¿casi?) se agarran a trompadas en el copit de un avión de Austral (Ver: "Pérez Tamayo, el peor de todos"), derivó en una medida de fuerza que paralizó todos los vuelos por el resto del día, disimulando, por un rato, los errores de programación cometidos. Fueron los otros gremios los que alertaron que los problemas habían comenzado mucho antes frente a la incapacidad de Aerolíneas para despachar los vuelos en hora. La situación quedó en evidencia el viernes cuando, sin conflicto gremial, la operación de la empresa otra vez fue cancelada cuando promediaba la tarde. Una demora determinaba que ese avión pasara a la cola y que en muchos casos las tripulaciones terminaban por vencerse, lo que derivaba en la cancelación del vuelo. Era entonces cuando los pasajeros, enojados, exigían respuestas que el personal de tráfico no estaba en condiciones de brindar por lo que optaban por retirarse, avalados por el gremio, de los mostradores. Sin nadie que los contuviera, la furia de los pasajeros aumentaba a medida que se cancelaban los vuelos. Y los vuelos cancelados fueron 70.

A esa altura era evidente que el problema se circunscribía a la Terminal C, donde operaban Aerolíneas y Austral, ya que el resto de las empresas con vuelos internacionales, regionales y de cabotaje, al margen de algunas demoras y pocas cancelaciones, cumplieron razonablemente con sus cronogramas. Lo mismo ocurrió con las empresas que a priori fueron "castigadas" a operar en El Palomar y que al final terminaron siendo beneficiadas (Ver nota: "El Palomar, otro país").

La caída natural del tráfico durante el fin de semana, la utilización de micros para derivar pasajeros que habían comprado boletos de avión y una reducción del 40% de los vuelos de cabotaje de la empresa estatal contribuyeron a descomprimir la situación hacia el lunes. Aunque no faltó al comienzo de ese día un inoportuno paro de los tripulantes de cabina de LAN, más por una interna gremial que por otra cosa, que terminó con el dictado de una conciliación obligatoria por parte del Ministerio de Trabajo y cinco vuelos cancelados.

En la tarde de ese lunes, ya con una Terminal mucho más tranquila, el secretario de Transporte Juan Pablo Schiavi intentó justificar el descontrol con una obviedad al argumentar "que el volumen de vuelos superó la capacidad de Ezeiza", explicación que no conformó a la gente de Aeropuertos Argentina 2000 que más de una vez, a lo largo de esos cuatro días, se cruzó con gerentes de Aerolíneas. No estuvieron, en cambio, como lo habían hecho ante las cámaras el día previo al inicio de la operación Ezeiza, Mariano Recalde, presidente de Aerolíneas, y Alejandro Granados, administrador de ANAC. Es la oposición, que los quiere dando explicaciones en el Congreso junto a Schiavi, quienes los enfocan ahora.