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 Algunos cálculos optimistas hablan de la necesidad de U$S 100 millones - los pesimistas lo extienden hasta los 300 millones - simplemente para poner a volar los aviones que hoy tiene la compañía en tierra por falta de repuestos e insumos, más otros tantos para hacer frente a los compromisos más urgente con proveedores. Hay quienes piensan que una intervención no sería del todo mala para el Grupo Marsans. No así, parecería ser, para los argentinos. ¿Intervenir la empresa significa cargar con estos compromisos? ¿Significa otra vez que un Estado, en este caso el argentino, vuelva a hacerse cargo del pasivo de Aerolíneas? Una alternativa que se baraja, ante la reticencia que tendrían los empresarios convocados para ingresar como socios, sería una etapa de intervención donde con fondos públicos se acomodarían las finanzas de la compañía, para recién entonces ingresar los empresarios argentinos invitados por el gobierno.
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