Según los datos aportados por los directivos de IATA, las líneas aéreas perdieron entre el 2001 y el 2005 nada menos que U$S 43.000 millones, un verdadero desastre financiero, según definieron. Unos 6.000 millones correspondieron al último ejercicio, aunque la carga no fue pareja para todos ya que mientras las aerolíneas norteamericanas perdieron U$S 10.800 millones -en gran medida fruto de su reestructuración-, las europeas tuvieron números en negro por U$S 1.800 millones y las asiáticas por U$S 2.900, como consecuencia, en este último caso, de los bajos costos laborales y un elevado yields para las rutas de larga distancia. Latinoamérica, donde el ejercicio terminó en equilibrio, se destacó por exhibir empresas muy rentables con aerolíneas técnicamente quebradas.
Todo esto pese a que el tráfico a nivel mundial creció en el 2005 un 7,6% y en Latinoamérica un 11,4%. Sin embrago los estimados para el 2006 en la región no son tan halagüeños si tenemos en cuenta que el crecimiento esperado solo será del 3,1%, por debajo del nivel mundial estimado en el 6,4%.
Obviamente el malo de la película, responsable en buena parte de los números en rojo, fueron las petroleras que elevaron sus facturas hacia esta industria de U$S 44.000 millones en el 2003 a U$S 99.000 del año pasado. Y lo que es peor, estas empresas en vez de invertir sus ingresos adicionales para aumentar su capacidad de refinación optaron por distribuir entre sus accionistas nada menos que US$ 250.000 millones. "Sin capacidad adicional de refinación, por lo menos por una década, y una industria creciendo al 6% anual, las posibilidades de contar con un combustible más barato, no son buenas", dijo el director general de IATA.
Sin embargo, gracias a la mayor eficiencia de las aerolíneas y a la recuperación económica mundial las proyecciones de la entidad para el 2006 hablan de un quebranto de "apenas" U$S 2.200, considerando el precio del petróleo en los U$S 57 por barril. Y este optimismo se basa en tres hechos importantes: la mejoría en los resultados de las empresas norteamericanas que reducirán sus pérdidas a la mitad -producto de haber aprovechado las ventajas del Capitulo 11 y haber reducido sus costos laborales-, el crecimiento del tráfico a nivel mundial, y el crecimiento espectacular de mercados emergentes como China y la India. El primero con crecimientos de dos dígitos y el segundo duplicando su actual flota de aviones (tiene pedidos por 330 aviones mientras su flota actual es de 210).
Para IATA el optimismo está reflejado en haber reducido el estimado de pérdida para este año de US$ 4.300 a 2.200 millones e incremento la proyección de utilidades de U$S 6.000 a U$S 7.200 para el 2007. "Pero todavía guarden el champagne ya que estos números sólo reflejarían una tasa de retorno del 3%, muy poco para una industria que mueve U$S 400.000 millones al año", argumentó el directivo.
Enrique Cueto, pese haber preparado un prolijo power point, prefirió improvisar e identificar claramente las causas de los problemas, especialmente en la región, lo que le valió más de una respuesta a través de los medios al día siguiente. Cueto señaló que la batalla de los ingresos no significa la batalla de los precios -a esta altura absolutamente perdida- sino la batalla de los costos. Las tarifas están bajando. Esa es una realidad y los ingresos se los van a llevar los que tengan los menores costos.
"Si uno mira los resultados de la región -señaló- vemos que la crisis, que ha sido terrible, no ha sido tan dramática como esperábamos. Un ejemplo es que pese a ella, en América latina ya son cuatro las empresas que cotizan en la Bolsa de Nueva York, lo que contradice que estemos en crisis.
Esta industria siempre ha traspasado sus eficiencias al consumidor. Y la entrada de las low cost ha acelerado este proceso. Pero así como los costos que dependen de las líneas aéreas, han bajado y bajado, los costos que no dependen de las aerolíneas, como aeropuertos, tránsito aéreo, derechos de aterrizaje, etc., han seguido subiendo sin mostrar eficiencias por ningún lado.
Las low cost nos han dejado -advirtieron- dos grandes enseñanzas, la primera que el consumidor quiere cosas seguras y baratas, todo el resto lo compra si quiere, y la segunda es que la famosa estimulación de la demanda existe. Si las tarifas caen un 30 ó 40%, el tráfico se multiplica por dos.
Los gobiernos deben entender que cuantas más eficiencias se trasladen al público más tráfico vamos a tener, por lo tanto habrá más negocios, más turismo, más empleo, más servicios.
Y si la guerra de los ingresos se gana con los costos y no con los precios, como dijo Cueto, los esfuerzos de IATA apuntan justamente, por lo que se vio en Santiago, a dotar a la industria de nuevos instrumentos tendientes a reducir costos y mejorar la eficiencia. En lo concreto son cinco los proyectos que forman parte del programa dirigido a simplificar el negocio:
E-Ticketing (emisión de pasajes electrónicos)
CUSS (Kioscos de auto servicio de uso común)
BCBP (Tarjeta de embarque con código de barras)
RFID (Identificación mediante radio frecuencia del equipaje)
EF (Procesamiento electrónico de cargas)
Una combinación que permitirá a la industria un ahorro anual de US$ 6.500 millones. Solo con la eliminación total de los pasajes en papel, prevista para el 31 de diciembre del 2007, las aerolíneas podrán generar ahorros en su conjunto por U$S 3.000 millones. En el caso de los kioscos comunes para varias aerolíneas que permitan el auto check, in el objetivo es el ahorro de tiempo para el pasajero y ganar el espacio en los aeropuertos. Un chip de siliconas incorporado al marbete de equipaje disminuye el mal manejo del mismo reduciendo costos y generando al mismo tiempo mayor seguridad y control de procesos.
El código de barras 2D estándar en la tarjeta de embarque tradicional, una simple hoja de papel o a través del teléfono celular, permitirá simplificar tanto el proceso de check in como el de emisión.
Finalmente, el EF no es otra cosa que la eliminación total del papel en el despacho de cargas.
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